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¿Qué tan femenina eres realmente?

(Lectura de aprox. 4 minutos)

Es curioso todo lo que se nos puede venir a la cabeza cuando se hace esta pregunta. Muchas mujeres (y yo también por mucho tiempo) creemos que la feminidad es vestir faldas, vestiditos, ser delicada, dulce, tener curvas, la niña buena, la femme fatale, la mamá gallina, etc.. Como consecuencia de esto, yo por mucho tiempo pensé que, en realidad, soy un “macho latino”; soy torpe, río fuerte, estoy llena de muecas y nunca me sentí tan “rosada”. De hecho, odiaba el rosado de niña-adolescente.

La buena noticia, ladies, es que nuestra energía femenina no tiene NADA que ver con eso. Podemos ser muy femeninas sin necesariamente encajar con el arquetipo de la niña buena, la femme fatale, la mamá gallina o whatever. Equívocamente, se ha relacionado ser “femenina” con el hecho de ser mujer, así como ser “masculino” con el hombre. En realidad, tanto hombres como mujeres tenemos naturalmente ambas energías, solo que con el tiempo vamos desarrollando muchas veces una más que la otra. En otras culturas las llaman, yin (femenino) yang (masculino) o Shakti (femenino) Shiva (masculino). Cuando finalmente supe lo que es, me di cuenta que era mucho más femenina de lo que pensaba, abracé mi feminidad y me puse manos a la obra para sanarla.

¿Qué es entonces eso de la feminidad? El aspecto femenino, nuestro “Shakti” como dirían los hindúes, está relacionado con nuestro caos creativo, con el fluir, relajarnos, comunicarnos, expresarnos, sentir, empatizar, establecer relaciones con las personas, colaborar, etc. En neurociencia, son las cualidades asociadas al hemisferio derecho del cerebro.

Por otro lado, el aspecto masculino, nuestro “Shiva”, está relacionado con poner orden al caos, con el planear, hacer, dirigir, con el enfoque, empuje, productividad, etc. Se identifica con la mente racional y se asocia con el hemisferio izquierdo del cerebro.

En resumen, un corto diálogo de ambas energías se vería algo así:

Energía masculina pregunta – “¿Cuál es el plan para este fin de semana?”

Energía femenina responde – “Lo que me traiga la vida…”

No existe una energía mejor que la otra, aunque a veces algunas mujeres se sienten más “cómodas” moviéndose principalmente en una de ellas. El arte está en saber integrarlas para que juegue a nuestro favor en nuestro día a día. Siguiendo el ejemplo de arriba, si tu jefe te pregunta cuál es el plan de acción y tú le respondes “lo que me traiga la vida”, bueno pues probablemente no te va a ir muy bien. En esa situación, sería más adecuado que tu energía masculina tome el mando.

En un extremo, una mujer que solo vive en su energía masculina sin escuchar su lado femenino probablemente pasa sin pausa de una actividad a la otra hasta llegar al punto de querer explotar por lo agobiada que está. En el otro extremo, vivir solo en nuestra energía femenina no nos permite dar forma a nuestros pensamientos o deseos quedando solo en ideas sin concretar.

Es cierto que el campo empresarial sigue siendo un mundo en el que predomina y todavía se sobre valora esta energía masculina, plan-acción-resultados. Sin embargo, cada vez más se está valorando nuestra capacidad de trabajo en equipo, adaptarnos a los cambios, encontrar soluciones creativas, entre otras cualidades.

En otros aspectos de nuestra vida fuera del profesional, la manera cómo logramos integrar ambas energías determinará la calidad de nuestras relaciones de pareja, familiares, amicales y aún más importante la calidad de la relación con nosotras mismas. En este último sentido, sabremos cuándo y CUÁNTO ponernos en modo de hacer-hacer-hacer sin agregar tensión extra al saber tomarnos el tiempo para regenerarnos, permitirnos ser.

Integrar nuestra masculinidad y feminidad y hacer un buen uso de ellas requiere aceptar, cultivar y amar cada una de ellas con el regalo único que nos aporta, siendo el lado femenino lo que el corazón de muchas de nosotras es lo que más quiere expresar.

Te pregunto entonces nuevamente, ¿qué tan femenina eres?… y más aún ¿cómo te va integrando ambas energías?

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